
Senadora Carmen Gloria Aravena por la conformación de la Comisión por la Paz y el Entendimiento en La Araucanía
Hay que entender que este es un tema multidimensional, de larga data, y que requiere soluciones de fondo y de largo plazo.
Coincido en que el asunto de las tierras ha generado dificultades, ya que hay problemas de carácter legal en la Ley Indígena en relación a la creación permanente de comunidades a partir de las que ya existen originalmente, lo que provoca una demanda de tierras exponencial que no tiene término ni bordes. Por eso, lo primero es tener un catastro claro de cuántas tierras ha entregado el Estado respecto de títulos de merced y cuánto falta por entregar, entendiendo que el tema no se debe centrar únicamente en la entrega de tierras.
En este punto, me inquieta que surja la tentación de hacer un análisis sobre las denomidas tierras antiguas, que el gobierno ha mencionado en sus discursos de manera superficial, porque eso provocaría una verdadera bomba atómica, en mi opinión, en términos de reconciliación y la disminución del conflicto, ya que eso supone al menos 10 veces más de territorio que lo reconocido por el Estado a través de los Títulos de Merced. Comunas enteras como Lumaco, Ercilla o Collipulli se asientan sobre lo que el Presidente Boric define como “tierras antiguas”, que en total son más de 60 comunas:
Paralelo a eso, los organismos de resistencia territorial han ido creciendo y siguen demandando toda la Araucanía y Arauco, y no creo que la creación de esta Comisión lleve a estas orgánicas a deponer sus demandas, porque también les sirven de pretexto para la ocupación territorial que pretenden y para desarrollar sus actividades ilícitas. El terrorismo, narcotráfico y crimen organizado en la Macrozona Sur no es un problema de tierras, pero se nutre de ello para tensionar y generar un escenario propicio para su control territorial. De ahí que sea urgente “saldar” esa deuda en el contexto de la crisis de seguridad que vive la Macrozona Sur.